Mi último libro recoge un centenar de artículos publicados en estos últimos años en Diario de Navarra. Hay una gran variedad de materias, toda esta amalgama de temáticas son la percha de actualidad que me sirven para explicar de forma crítica algunas políticas públicas mal planteadas. Por desgracia nuestros políticos solo viven en el corto plazo que les atormenta con la continua exposición a los resultados electorales. Y claro, esto favorece que se busque el resultado fácil, pero en la mayoría de las veces este enfoque es el que va a agravar el problema a medio y largo plazo. Es mi deber como economista señalarlo, especialmente en aspectos que nos afectan a la vida diaria como la vivienda. Este es un claro ejemplo de hacer las cosas al revés de lo que es necesario con consecuencias muy graves para nuestra sociedad. 

Además de ser amenos buscan la sencillez, el rigor y están fechados para que quede claro cuando se publicó. Siempre utilizo un enfoque pedagógico para transmitir conocimientos financieros. Para desenvolverse bien en la vida es básico tener unos conocimientos básicos de economía, también para acertar a la hora de tomar las decisiones. Por eso un grupo de economistas creamos ADECUFIN (asociación para el desarrollo de la educación financiera) en 2014, agrupación de la que soy el presidente. 

Navarra es una comunidad pequeña con un gran pasado medieval cuando fue reino. Pero éramos una sociedad agrícola y emigrante hasta 1964 cuando dos hombres lideraron nuestra industrialización. Huarte y Urmeneta imitaron la ley de desarrollo industrial española (a pesar de que esto estaba expresamente prohibido por el gobierno) para que Navarra no quedara fuera del desarrollismo franquista. Franco les dejó, probablemente, por ser Navarra una de las regiones que le apoyó. Las ayudas al establecimiento de empresas fueron el despegue de la industria. Se crearon decenas de miles de empleos por toda la geografía navarra, nos convertimos en una región que recibía emigración de toda España, crecimos en riqueza y población continuadamente durante décadas. Ahora somos una región próspera que puede permitirse una buena calidad de vida, siempre entre las más altas de España. Pero ojo, que toda sociedad próspera tiene dentro de sí la semilla de la decadencia, si se conforma y si se cree que esa riqueza es lo normal. A mí me gusta recordar en mis artículos, venimos de una sociedad agrícola y pobre. Que no se nos olvide para seguir teniendo el impulso necesario para competir en un mercado mundial. Navarra debe mantener los valores que la hicieron prosperar; ser amigable para los negocios, el trabajo duro (que nos hace a los navarros llamar falso al que no es trabajador), el respeto a la propiedad privada, el cumplimiento de los contratos, etc. En definitiva, el capitalismo democrático que tantos éxitos nos ha dado. 

¿Y a nivel empresarial cómo deben afrontar los empresarios la internacionalización y en específico sus relaciones con Oriente Medio?

A nivel empresarial se debe tener mentalidad internacional. Ser competitivos en el mundo y salir a vender. El mundo está lleno de oportunidades para las empresas navarras, pertenecer a la UE nos abre las puertas de varios cientos de millones de clientes y además ofrecemos seguridad jurídica. Oriente Medio es una gran oportunidad primero de que nos conozcan y conocerlos y a partir de unas relaciones estrechas y con ánimo de desarrollarlas a largo plazo. Las relaciones son incipientes y vemos un amplio campo donde trabajar y crecer. Nosotros podemos ofrecer la calidad de nuestros productos y esos valores que he comentado con anterioridad. Y tenemos tres universidades con grados técnicos y conocimientos del más alto nivel internacional en campos tan importantes como la energía, la medicina, la alimentación humana, etc. Con centros de investigación aplicada que sirven de enlace entre ese conocimiento y la puesta en marcha de nuevos productos y empresas innovadoras. Los navarros somos confiables y podemos ser su puerta de entrada en la UE estamos al lado de Francia y tenemos frontera con África. Somos claramente un país de entrada y de salida para las relaciones entre los dos continentes. 

Las relaciones culturales y económicas entre Oriente Medio y Navarra

Como he comentado antes lo primero que debemos hacer es conocernos mejor. Si no nos conocemos no va a haber un paso decidido como el que debemos dar. Estamos llenos de estereotipos por ambos lados, pero gracias a Imad Badour he podido conocer personas de Oriente Medio con una mentalidad muy similar a la mía. El idioma de los negocios es internacional y no entiende de lugar de nacimiento. Al final todo se reduce a si confiamos los unos con los otros, y si tenemos valor que ofrecer. Ambos aspectos están más que sobradamente demostrados por las dos partes. Tenemos que encontrarnos más, conocer qué hacemos, qué podemos ofrecer y a partir de ahí crear proyectos para trabajar juntos. Los buenos negocios hacen grandes amigos. Oriente Medio está más cerca de lo que nos parece, de hecho, vivimos en la aldea global. El ser humano se civilizó gracias al comercio. Este fue el gran hacedor de las buenas relaciones entre los pueblos. No hace falta irnos muy lejos para verlo. La propia UE se creó para afianzar las relaciones entre los pueblos europeos que se mataron por millones en las dos grandes guerras del siglo pasado. Así pues, debemos aprovechar a personas como Imad Badour que es puente entre los pueblos, ese es el camino. Conocernos, ver qué podemos ofrecer y trabajar juntos. Con tesón y confianza llegaremos muy lejos y crearemos prosperidad para nuestros pueblos. 

Hablando sobre CARLOS EL MÚSICO. ¿Conociste a Imad en un Concierto? 

Así es, conocí a Imad en un concierto benéfico organizado por el club rotario de Pamplona. Soy músico desde los 9 años tocando el saxofón y cantando desde mi más tierna infancia. Ahora estoy con un cuarteto de swing con el que amenizamos esa velada benéfica, además dirijo el coro de empresa de la Universidad Pública de Navarra. Siempre que puedo me gusta relajarme con la música y me gusta más hacerla que escucharla, aunque me encanta ir a oír un buen concierto, claro.